ADENTRO ES UN LUGAR LEJANO

Para Eva,
mi bisabuela,
madre de Alzira,
abuela de Rosalva.

El niño aprendió a usar las palabras.
Vio que podía hacer artilugios con las palabras.
Y comenzó a hacer artilugios.
Fue capaz de modificar la tarde colocando lluvia sobre ella.
El niño hacía prodigios.
Hasta hizo que una piedra diera flor.
La madre miraba al niño con ternura.
La madre dijo: ¡Hijo mío, tú vas a ser poeta!
Vas a cargar agua en el tamiz la vida entera.
Vas a llenar los vacíos
con tus artilugios,
¡y algunas personas te van a amar por tus despropósitos!

(Manoel de Barros, O menino que carregava água na peneira)

El texto contiene partes libremente inspiradas en la historia oral de los actores: Alessandra Della Santa, Junior Docini, Maria Alencar, Priscila Reis y Tatiane Lustoza.

Niños acurrucados alrededor de una fogata, en un terreno inmenso, narran lo que vieron y lo que no vieron, lo que fue y lo que no fue. Voces de nacimiento y muerte tejen el mismo destello. Se entrecruzan los hilos de narrativas de la niñez.

PRÓLOGO
DONDE EL SOL NACE EN DESTELLOS

El niño toca la gaita en la distancia. Las niñas acurrucadas en el terreno inmenso, alrededor de la fogata, anuncian que van a narrar tantos recuerdos, en busca de la tierra-de-donde-vine: adentro

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Aquí: lo que voy a decir es un puñado de cosas. Digo “puñado” porque “puñado” es una cantidad que no podemos calcular con seguridad: no es como decir uno más uno es dos: porque uno más uno nunca será tres o cuatro o cinco. Aquí: lo que voy a decir es un puñado de cosas. Porque mi oficio es decir, es contar, es depositar mis ojos en el sendero. Caminata larga. Sumergirse firme en la tesitura de la vida y rezarles lo que vi. La vida no tiene comienzo ni fin, la vida es solo el medio, siempre, siempre partida, alguna que otra vez llegada. La vida es un modo de acurrucarse en el mundo, adentrarse en el mundo sin aflicciones. La vida es algo que no sabemos con seguridad qué es, pero vivir… Sobre eso tengo mis divagues. Vivimos para contar, para contar lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que vimos, lo que no vimos. Vivimos para acurrucar los pies sobre el suelo y avanzar por senderos estrechos, largos, senderos que no sabemos a dónde van a parar. Es que vivir es algo que solo sabemos cuándo termina. Es iluminación de una rareza desmedida. No creo que vivir sea cosa para unos sí y otros no. Vivir no es cosa para pocos. Vivir es multitud: es cultivar dentro de las cosas canteros de jacintos, y correr mundo adentro.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Adentro es una tierra inmensa. Tierra colorada, tierra amarilla. Adentro es bosque de lianas enredadas, bejuco, enredaderas. Adentro es liana-brava, liana-mercurio, liana-caboclo, liana-bella-flor, liana-café, liana-chuña, liana-clavo-de-olor, liana-cruz. Adentro es bejuco-del-campo, liana-violeta, liana-trinidad, liana-Tracuá, liana-Sunoa. Adentro es liana-seca, liana-mil-hombres, liana-jatobá, güembé, liana-escalera, liana-del-reino, liana-timbó. Adentro es liana-seda, liana-de-sapo, liana-de-san-juan, liana-de-mucuna, liana-de-leche, liana-de-jabuti. Adentro es liana-de-cobra, liana-caboclo, liana-de-buey, liana-de-orilla-del-mar, liana-de-ajo, liana-de-agua. Adentro es liana-amarga. Por eso es difícil saber dónde comienza el adentro, dónde termina. Adentro es enmarañado, adentro es el lugar donde Dios y el diablo viven peleando, adentro es un niño retraído a los pies del trapiche. Adentro es un niño que espera barcos cada tarde en el muelle. Adentro es una calle de asfalto agujereado en Itaquera, iglesita de Concepción en Mauriti, iglesita de Santa Rosa en la ruta vecinal de Vinte e Um. Adentro es el rostro de gente que lidia, lucha, trabaja, resiste, pelea. Adentro es valentía. (Mira al niño.) Niño, ¿para dónde vas, niño? (Mira a lo lejos.) Adentro es pasaje, travesía. Adentro es una cosa que todavía no vimos, adentro es una cosa que va a nacer, que está por venir. Adentro es el día descansando en tierra firme, es la campiña. Adentro es un lugar lejano.

Los niños entonan cantos para bendecir la llegada y dar cobijo a la aurora.

NIÑO (Camina lento. Viene de lejos, cubierto de polvo.) Así es que comienzo, terminando. Con el ojo hecho una laguna, lleno de agua: con la luz de las estrellas en el paladar. Es que ayer forma parte del hoy. Y hoy forma parte del mañana. Todo lo que fue viene, todo es sendero, caminata de las distancias. Me pierdo en las distancias. Pero confieso: perderse es encontrarse. (Susurros.) Solo aquel que se pierde encuentra golondrinas. (Mira a lo lejos.) Solo aquel que se pierde encuentra golondrinas en el cielo, en la cumbre de las montañas, en los árboles de raíces profundas, en el brillo que duerme en los charcos de agua. Porque perderse en senderos es bailar los ríos y los barcos en el río y los peces en el fondo del río. Una laguna, ojo de lágrima que viene adentro de nosotros.

VOCERÍO EN SUSURROS Partir.

Ventisca.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO No estoy segura de qué es partir, sin embargo, digo: es necesario preparar el tul, las alforjas, la valija, el cántaro, los zapatos y el pan, el pan de harina nacida de los campos de trigo. Es necesario preparar el aceite, la velita y el oratorio. Es necesario preparar el semblante, las manos y los pies. Es necesario preparar el café, la mesa y el mantel. Es necesario arreglar la casa para las visitas que acaban de llegar y todavía están en la sala. Es necesario preparar la torta, el cuscús y la farofa. Es que hoy va a nacer el niño.

El niño toca la gaita a lo lejos.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO No se lo cuenten a nadie, pero hoy va a nacer el niño. Es un día de fiesta. Es necesario barrer el terreno, buscar agua en el pozo y cosechar maíz nuevo de la plantación. Es necesario dejar viva la fogata, porque cuando comience la noche, vamos a evocar arrullos. La niña va a decir de dónde vino. El niño va a decir para dónde va. Vamos a recordar el nombre de la madre y del padre, del abuelo y de la abuela. Gente de lejos y de cerca. De todas las partes. Por eso, es necesario arreglar toda la casa con valentía, de modo que todo sea una belleza. Solo así todos estarán cómodos con la larga noche que se anuncia, en la noche larga de tantas historias. En esta búsqueda sufrida por la estrella de la mañana.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Lejos, solo destellos. El cielo está oscuro, el día se reparte. Quiere ser noche, quiere ser día, pero el día es solo la tardecida, cuando suenan las campanas. Porque la luz se va acabando, la penumbra viene llegando, la ventisca baila sobre cicatrices del cuerpo. Son campanadas de las catedrales, hora de avemarías. Instante en que las almas pasean por el mundo. (Mira a lo lejos.) Nadie sabe si el sol volverá, si el niño que viene tendrá la valentía de criarse, de imponerse a la vida hambreada, de decir con coraje y ternura: “Quiero vivir”. Nadie sabe si el mundo dejará al niño ser lo que él quiera ser. Nadie sabe si el niño de veras va a vivir como se debe vivir: tomado por el terreno inmenso de la vida.

Llanto de niño que nace.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO El niño luchará, de pie, sobre las distancias, entre arenas, caatingas y campos secos. Será devoto de la oscuridad y de la luz el niño.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO El niño caminará del callejón al oratorio con un estandarte. Será poeta, carpintero, anunciará esperanzas a los hombres y mujeres de trabajo, el niño.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO El niño atravesará desiertos llenos de serpientes. Con fardos pesados sobre los hombros llegará a tierras de abundantes plantaciones, el niño.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO El niño cosechará y devorará el trigo con el cuerpo lleno de ganas. Volverá a casa dorado por el trigo, el niño.

NIÑO (Mira a lo lejos.) El niño amará el mundo y el caos del mundo. Despertará, a veces, mareas de pelea. Pero será libre el niño.

BREVIARIO UNO
TIEMPO Y CAOS EN FORMA DE VIENTO

Los niños narran muchos recuerdos.

NIÑO Voy a comenzar a contar así, al contrario, voy a comenzar a contar como si fuera a cantar un canto que comienza por el fin o no. El contrario es aquello que está en dirección opuesta, tantos otros senderos. Y sigo también qué es el sendero: sendero es el camino estrecho y rústico entre los muros. Algunos dicen que es arroyo. Y yo también digo que es arroyo: mira, el arroyo es un cuerpo de agua c o r r i e n t e, algo más pequeño que un río, más pequeño que un riacho, hilo de agua, bicho pequeñito. Voy a atravesar este trayecto por otros caminos. Que mis recuerdos son míos y de otros. Que mis recuerdos van por las carreteras y me pierdo-encuentro. Todo eso para mirarse a los ojos y decir, en este instante, que quien cuenta, cuenta porque tiene coraje. Y el coraje es algo raro. Porque el coraje no es fiereza. El coraje es una condena. Y la condena es tener pecho y pies para dejar huellas profundas en el mundo.

La niña de cabello negro largo camina con una valija estropeada.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Lo que guardo en esta valija son sueños. Pero los sueños, los sueños no se guardan, se viven. Un sueño es una cosa para vivir. Soltar en el mundo como se suelta un barrilete y una pluma y una burbuja de jabón. Burbuja que nace del agua cristalina. También guardo en esta valija muchos recuerdos. Recuerdos de la vida que viví/no viví hasta ahora, porque estoy viva y me queda mucho para vivir/no vivir. Guardo en esta valija esta fotografía de mi madre. Esta fotografía de mi padre. De mi hermano. De mi hermana. De mi abuela, mujer valiente y luchadora (ella no está más aquí). (Pausa.) Un día me hice mujer. Valiente y luchadora. Un día me hice madre. Valiente y luchadora. Un día me haré abuela. Valiente y luchadora. Como mi abuela. (Pausa.) Mi camino es llanto-risa. Pequeñita-inmensa como estrellas en el cielo. La vida es eso. Si es otra cosa, díganmelo. Después de tantos años, ¿qué recordamos? El olor de la guayaba blanca de una hacienda distante del norte de Brasil. El olor a cilantro, perejil, pimienta. Condimentos de comida en la cocina. La temperatura caliente del agua en la bañera donde preparamos el baño del primer hijo, recién nacido.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO (Agarra la velita.) Donde nací no había energía eléctrica. Recién a los once años vi energía eléctrica. Cables y torres y lámparas y postes y enchufes recién a los once años vi. Mirábamos la televisión en la casa de mi abuelo, que era dueño de una TV blanco y negro a batería, con un botón que giraba cuando elegíamos los canales. Mirábamos solamente lo que le gustaba a mi abuelo. Cuando venía el intervalo para propagandas, mi abuelo apagaba el aparato para ahorrar batería, que era algo muy caro en aquella época. A veces, la batería se acababa en el medio de la novela. En el momento de mayor conmoción de la trama. Volvíamos a casa con el corazón acelerado. No sabíamos qué sucedería con la jovencita, con el villano. No sabíamos. En la casa de mi abuelo se reunían todos los primos, un montón de niños. Teníamos una prima con serios problemas del corazón. Ella se sentía mal en los momentos más tristes y emocionantes de las tramas de las novelas. Moríamos de miedo de que ella muriera del corazón. (Susurra.) Nuestra prima murió del corazón. (Pausa.) La primera casa donde vivieron mis padres después de casarse. He aquí el recuerdo más antiguo que tengo, de cuando era niña. A veces, mi hermana me llevaba hasta allí. Pensaba que esa casa estaba llena de misterios. Era misteriosa como esta casa donde estamos ahora. Casa de polvo y viento. Puertas largas y ventanas pequeñas, que nos hacía mirar las luces de la ciudad. Casa oscura, de penumbra inmensa. Casa oscura. Ninguna velita iluminaba.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Me gustaba mucho jugar con las flores de mi madre. Recuerdo que mi madre tenía un jardín. Yo cuidaba el jardín, hacía una iglesita en el jardín. Recuerdo que el jardín estaba lleno de lirios y rosas. Regaba las flores, hacía un ritual de ofrenda, después cantaba: Quien da con alegría, allí en el cielo brillará, y Dios lo recompensará.

NIÑO Mis primeros recuerdos son recuerdos de mi padre. (Mira a lo lejos.) Yo no tengo padre. Es así: siempre quise saber cómo era mi padre. Crecí con unas ganas de saber cómo sería si él estuviera aquí. (Pausa.) Mi madre era muy joven cuando conoció a mi padre. Él era un hombre hermoso. Mi madre se enamoró. Tuvieron su primer hijo, fruto no planeado. Pero después mi madre y mi padre se casaron, fueron a la iglesia. Hubo mucho revuelo en aquella época. Imagínense no más: mi abuela era madre de cinco hijas. La menor no podía ser madre soltera. Tenía que casarse. Mi madre se casó y un tiempo después, nací. Fruto planeado.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Diferente a mi primer hijo, nací de siente meses. Fui apresurada. Mi madre era muy joven cuando nací. Soy la primera hija. Mi madre tenía un sueño pesado. Yo lloraba a la noche. Lloraba mucho. Mi madre no se despertaba. La vecina escuchaba el llanto y golpeaba la puerta. Despertaba a mi madre.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO En los primeros meses de embarazo, mi madre hizo un viaje. Fue el primer viaje que hizo en la vida. Fue un viaje de São Paulo a Bahia. Fue un viaje en camión. Mi padre era camionero. Tardé en nacer. No quería nacer, estaba tan bien allí dentro. (Susurra.) Adentro es un lugar lejano.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO (Ventisca.) Me acuerdo de ir a Minas Gerais en un Fiat 147. La familia entera viajaba a Minas. Mi abuela vivía allí, mi padre nació allí. Un primo nuestro viajaba con nosotros en el fondo del baúl. Todo el mundo tenía que entrar en el Fiat 147. Íbamos en el baúl, sobre las valijas. Me acuerdo de mirar el cielo y las estrellas. Cultivábamos el cielo y las estrellas del cielo. (Susurro.) Era de noche.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Quería viajar a São Paulo a los quince años. Mi madre no me dejó. Me enojé. Me rapé la cabeza. Me fui de casa. Tomé coraje un tiempo después. Le dije a mi madre: voy a pasar treinta días en São Paulo. Nunca más volví. Solo para pasear. Aquí el teatro me abarcó como algo entrañado en el cuerpo. Me convertí actriz. (Pausa.) Tuve miedo de la muerte. No entendía la muerte. (Mira el terreno inmenso.) En mi tierra, fui a muchos velorios. Servían sopa. Tomábamos sopa mientras muchas personas lloraban. No entendía la muerte. Cuando murió mi abuela, estaba en São Paulo. No pude verla. No pude ir al entierro. No me pude despedir. Después de cinco días, sentí un vacío sin nombre, un vacío del tamaño del mar. Nunca más vería a mi abuela. Nunca más estaría al lado de mi abuela. (Pausa.) En ese momento entendí lo que es la muerte. (Susurro.) La muerte es ausencia.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Mi abuela tenía una bombonería. Comíamos los dulces de la bombonería de mi abuela. Mi abuelo era heladero. Mi abuelo era dueño de un carrito de paletas de helado. Íbamos pocas veces a Minas. Por eso mi abuelo nos daba todos los helados del mundo. Íbamos al lago, nadábamos en el lago. Mi padre decía, dentro del lago:

EL PADRE Hija, salta. Yo te voy a proteger. No te vas a ahogar.

NIÑO La niña saltaba al río desde arriba de un árbol. Cuando la niña saltaba, el padre de la niña se distanciaba. Se quedaba a lo lejos, mirando de reojo. Incluso así, la niña saltaba. Fue así como aprendió a nadar.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Era Fumal el nombre del lugar. Nunca lo voy a olvidar. Era Fumal el nombre del lugar donde aprendí a nadar.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO Viajé a Minas Gerais. A Paraná. Y otra vez a Bahia. Me quedé tres meses en la casa de mis abuelos. Volví a San Pablo y hasta decía “mamita”, “papito”. Era del interior, mamita. Yo me trepaba a todos los árboles posibles, papito. Trepé a un ombú en el medio del pasto, mamita. El tío se olvidó la tranquera abierta, papito. El ganado vino para el pasto, mamita. Eran bueyes bravos. Grandes, papito. Me quedé allí, sobre el ombú, con los otros niños, mamita. ¿Cómo iba a bajar de allí, papito? ¿Cómo iba a enfrentar a todo ese ganado, mamita? Bajé despacio, papito. Después corrí por el pasto, mamita. Hasta escapar de aquellos bueyes, papito. Escapé de aquellos bueyes, mamita.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Recuerdo una imagen que guardo dentro del corazón, de cuando estábamos yéndonos de Minas. Era una calle, de esas calles de tierra. Encontramos una hacienda llena de árboles de mango. Eran tantos mangos. Era diciembre. El terreno estaba repleto. “Vamos a pedir mangos, papá. Vamos a pedirles mangos a los dueños, papá. Vamos a decirles que solo queremos los que están en el suelo. Vamos a llenar el auto de mango, papá. Después emprendemos viaje para irnos, papá. Después vamos para casa, papá”.

NIÑO Cuando el dueño de los mangos, cuando el dueño de los mangos aparezca… ¿dejará que la niña se lleve todos los mangos que quiera, todos los mangos dentro del auto? Cuando aparezca el dueño de los mangos, el padre de la niña se lo va a pedir. Va a pedir todos los mangos que quiera la niña. (Pausa.) El dueño de los mangos dijo (cuando el padre de la niña fue a pedirle los mangos), el dueño de los mangos dijo: “Lleve, lleve todos los mangos que la niña quiera”.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Cuando dijeron que podíamos llevarnos los mangos, cuando dijeron eso, todos los niños del auto, todos los niños salieron corriendo del auto. Agarraron todos los mangos que pudieron, llenaron el auto de mangos, y se fueron con todos los mangos del mundo. Dios, seguramente, estaba muy feliz cuando creó el mango. Dios, seguramente, se reía en el cielo cuando creó el mango. Dios, seguramente, es una persona muy alegre por haber creado estas cosas: mangos.

BREVIARIO DOS
CARNE FEBRIL DE LAS TARDES

La niña abre la pequeña valija estropeada y muestra la fotografía de la abuela.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Mi abuela murió un día lindo. Era un domingo lluvioso. (Se acuerda de la visita que le hizo a la abuela.) Yo no tenía a nadie que me acompañara al hospital. No sabía tomar el ómnibus. Aun así, hice un viaje al hospital. Fui y conversé con mi abuela. Fue la primera vez que dije: “Abuela, te amo”. Le arreglé su pelito. Le di un abrazo fuerte. La llevé hasta la cama. Estaba segura de que mi abuela saldría del hospital el día siguiente. Me quedé todo el tiempo que pude en el hospital. Cuando me iba, al despedirme, mi abuela preguntó:

LA ABUELA ¿Qué hora es, hija?

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Las cuatro de la tarde, abuela.

LA ABUELA ¿Cuánto tiempo tardas en llegar a casa, hija?

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Dos horas, abuela.

LA ABUELA Entonces anda yendo. Tu viaje es largo, hija.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Sí, abuela. Es muy lejos, abuela.

LA ABUELA Apaga la luz que ahora voy a descansar, hija.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Cuando llegué a mi casa, a las seis de la tarde, sonó el teléfono. Mi abuela había muerto, a las seis de la tarde. (Respira profundo.) Ya no estaba conmigo. (Mira a lo lejos.) Mi abuela decidió reposar como quien duerme en el cielo, entre estrellas. Como quien brilla pequeñita en el cielo, entre las estrellas. Como quien brilla pequeñita sobre el mar. Mi abuela-niña, mi abuela decidió reposar.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO Recordar es acurrucarse adentro de la vida como quien se acurruca adentro de la ventisca. Como quien mira el cielo y las estrellas del cielo, como quien guarda en los ojos una estrella pequeñita entre la multitud de estrellas. Recordar es guardar el lugar justo donde brilla esa estrella. Recordar es cultivar con la mirada esa estrella todas las noches, es enamorarse de esa estrella de tal modo que esa estrella solo dormirá pequeñita en el cielo después que hayamos mirado.

El niño surge con un lucero.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO (Susurra.) Niño, ¿adónde encontraste ese lucero, niño?

NIÑO (Con la mirada entristecida.) Encontré este lucero en mi tierra. Es como una estrella. Cada vez que las madres van para el alpendre de las casas y hacen caricias a sus hijos, a los niños, surge una estrella en el cielo. Ando con esta estrella para no olvidar de dónde vine, lo que fui, lo que soy. (Todas las niñas aparecen con luceros.) Para no perderme en la noche oscura-oscura. Muchos ya se han perdido en el camino. En la penumbra del mundo. No quiero perderme. Pero ahora-ahora estoy en la carretera, de vuelta. De vuelta a casa. Para volver a ver a nuestra madre, a nuestro padre (que ya se fue) y a los niños que corrían conmigo en los campos de asfalto. Y cuando llegue, llegue otra vez a la tierra de donde vine, voy a soltar esta estrella. Esta estrella va a brillar en el cielo, sobre nuestra casa. Y solo nacerá otra estrella cuando la madre vaya al alpendre, cuando el niño descanse en los brazos de la madre, cuando la madre teja caricias, cuando el niño llore, cuando el niño grite a los vientos: “¡Mamá, la encontré! ¡Encontré la claridad!” (Pausa.) Solo nacerá otra estrella cuando la madre del niño diga:

LA MADRE Hijo, si tienes claridad, muestra tu resplandor.

La procesión de niños avanza con luceros.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO (Entristecida. Con un lucero en las manos.) Siempre he trabajado tanto, siempre he vivido tantas mareas, siempre he curado tantas cicatrices, siempre he amado tanto, siempre he tenido tantos vestidos de tul, siempre he encendido tantas velitas, siempre he cosechado tantas estrellas, siempre estrellas como tantas alboradas, siempre estrellas como tantos cariños, siempre estrellas como tantas mareas, siempre he rezado por el mundo, siempre he rezado por mi padre, siempre he rezado por mi madre, siempre he rezado por mis hermanos, siempre he rezado por mí, siempre la vida es andanza, siempre la vida es sendero, siempre.

BREVIARIO TRES
VOLTEADA DE LAS VALENTÍAS

Conversación entre niños.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO (Ofrece té a la niña con vestidos de tul acurrucada en el terreno inmenso.) Niña, toma este té. Mi madre siempre dice que tomar té alivia todo tipo de fardo en la vida.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO ¿Qué es fardo, niña?

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Fardo es peso.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO ¿Y qué no es fardo, niña? Dime, niña, ¿qué es lo contrario de fardo?

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Es liviandad. (Se acuerda de la madre.) Recuerdo un día en que mi madre fue a la escuela donde yo estaba y llevó té. Mi escuela era muy pobre. Las ventanas estaban abiertas. Hacía frío. Era un día especial. Me puse tan feliz ese día.

NIÑO (Mira a la niña de cabello negro largo.) ¿Por qué? ¿Por qué, niña, te pusiste feliz?

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Yo era la hermana mayor y mi madre les prestaba más atención a mis hermanos menores, pero aquel día ella me cuidó a mí. Ese día tomé té con placer. Yo era una alumna muy estudiosa. Tuve una maestra de lengua portuguesa muy cariñosa, que siempre confió en mi esfuerzo. Recuerdo levemente a mi maestra.

NIÑO (Mira a la niña con la velita en el oratorio.) ¿Tú te acuerdas? ¿Te acuerdas, niña, cuando íbamos todos juntos a la escuela?

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Me acuerdo. Claro que me acuerdo. Fui a la escuela muy tarde. A eso de los siete u ocho años empecé a estudiar. Me acuerdo de mi primera maestra.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO ¿Y cuál era su nombre, niña?

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Se llamaba doña Tica. Ella nos enseñó las vocales durante dos años. Durante dos interminables años solo aprendíamos a-e-i-o-u. Nada más. Cuando me preguntaban qué aprendí en la clase, solo tenía una respuesta: a-e-i-o-u. Me sentaba en la silla cuando llegaba a la escuela. Ponía un cuaderno y un lápiz sobre la mesa. Miraba firme aquellas letras: a-e-i-o-u. Quería entender qué eran, para qué servían aquellas letras, qué palabras podía crear con ellas.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO (Mira a la niña con velita en el oratorio.) Después de tantos años, niña, lo que recordamos son (Susurra.) pa-la-bras.

Los niños garabatean palabras con una tiza.

VOCERÍO La palabra saudade. La palabra aurora. La palabra canto. La palabra madre. La palabra padre. La palabra pérdida. La palabra calle. La palabra ciudad. La palabra ventana. La palabra puerta. La palabra rostro. La palabra penumbra. La palabra polvo. La palabra banquito. La palabra trapiche. La palabra muelle. La palabra camino. La palabra niño.

NIÑO (Susurra.) Niño es la palabra más hermosa que existe.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Mira, yo me acuerdo de la profesora María Marcelina, que recitaba poemas de Cecília Meireles y textos de Clarice Lispector en el aula. Recuerdo a mi profesora recitando aquel poema de Cecília estampado en el billete de cien cruzeiros, antigua moneda de Brasil.

NIÑO (Mira a la niña.) ¿Un poema, niña? ¿Qué decía el poema?

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO No me acuerdo bien, pero el rostro de Cecília… El rostro de Cecília Meireles era risueño y tierno. La profesora pedía que cerráramos los ojos y solo entonces nos decía poesías. Ella cantaba. Era cuidadosa con todos los alumnos. Me acuerdo de una niña que tenía muchos piojos. Cuando la profesora María Marcelina llegaba al aula siempre decía: “Tenemos que cuidar de nosotros mismos. Estoy segura de que la madre de Maísa,” — que era la niña con piojos — “la cuida muy bien”. A partir de ese día la niña comenzó a cuidar su higiene. Así, esa profesora nunca nos lastimaba. Decía lo que debía ser dicho, pero nunca nos lastimaba. Fue la profesora más linda que tuve en la vida. (Pausa. Hace silencio. Mira a lo lejos.) Éramos tan pobres que jugábamos con broches para la ropa. Mis hermanas y yo soñábamos con muñecas. Pero no teníamos dinero para comprarlas. Nuestra madre solo nos obsequió con muñecas cuando tuvo la posibilidad de comprar una para cada una. Construíamos castillos con arena de construcción. Eran las casas de nuestras muñecas. Los zapatos grandes de nuestra madre eran los autos de nuestras muñecas. Era así: jugábamos juntas. Jugábamos en la calle. Yo llevaba un montón de ropas para desfilar. Hacíamos desfiles sobre el camión de mi tío.

NIÑO Yo jugaba con muñequitos. Tenía un cuarto para mí solo en aquella época. Ahí guardaba toda mi colección de muñequitos de los Caballeros del Zodíaco. Jugaba mucho con ellos. Pero fui creciendo y tuve un hermano. Años después, mi hermano también fue creciendo y deseaba mis juguetes. Le di todos los muñecos. Pensaba que iba a jugar con ellos y cuidarlos. ¡Para nada! Los rompió todos. Les arrancó los brazos. Y las piecitas de los muñecos se perdieron en poco tiempo. Ay, qué dolor.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO Jugué con muñecas. La infancia entera jugué con muñecas. Hasta los doce años. Me enojé mucho cuando mi madre me dijo que yo ya era una jovencita y no podía jugar más con muñecas.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Recuerdo cuando fui a la casa de una tía. Llegué y vi en el cuarto de mi prima un estante de juguetes de barro. Eran potes, vasos y platos de barro. Me pareció todo muy lindo, Pero mi tía dijo que no la dejaba jugar a mi prima, porque ella rompía todo. Mi madre enseguida trató de explicar que yo era muy cuidadosa con mis juguetes. Entonces mi tía me regaló todo. Me puse muy feliz. Pero a la hora de guardar tiré todos los juguetes en un bolso. Y claro que todo se rompió. Al otro día, por la mañana, mi tía vino a mi casa. Me asusté mucho. No quería que ella supiera que yo había roto todo. Revolví el bolso y encontré un jarrito de barro entero y me quedé agarrándolo todo el tiempo para mostrarle a mi tía que yo era cuidadosa. No veía la hora de que se fuera.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO A mí también me gustaban los juguetes de barro. Iba a la feria con mi madre y veía un montón de ollitas de barro y no podía comprar ninguna. Cuando llegaba a casa iba al jardín y amasaba barro con agua, pero nunca lograba hacer una ollita igual a la que veía en la feria. Daba una tristeza.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO Recuerdo una casa antigua en construcción. Había tanta arena en aquella casa que se convirtió en nuestra alegría. Nos quedábamos en esa arena durante horas. Construimos un parque de diversiones. Inmenso. El mejor parque de diversiones que vi en mi vida. Mañana y tarde nos perdíamos entre aquellos granitos, piedras diminutas. Era un parque con carrusel y vuelta al mundo. Las sillitas voladoras daban vuelta por las alturas y veíamos cómo las estrellas comenzaban a surgir en el cielo. La montaña rusa era la más grande de todo el planeta. Solo los valientes se embarcaban en aquella montaña rusa. Pero cuando se acabó la construcción, se acabó también nuestro parque de diversiones. Ahora, aquel carrusel, aquella vuelta al mundo, aquellas sillitas voladoras y aquella montaña rusa, construidos entre tanta arena, viven en mí. Para siempre. Yo los encuentro siempre-siempre cuando voy a dormir.

BREVIARIO CUATRO
PÁJARO ENTRE LUCEROS

El niño toca la gaita a lo lejos.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Viví una infancia de muchas responsabilidades. Jugué como todo niño, pero antes había que limpiar la casa, bañar a mis hermanos y prepararles la comida. Aprendí a cocinar muy temprano. Siempre me gustó cocinar. Cuando era niña, yo trabajaba. Limpiaba los jardines de otras personas. Limpiaba la casa de mi abuela y de mi tío. Siempre tuve un dinerito para comprar leche. Mi abuela me daba unas moneditas para que yo le hiciera unos masajes en la espalda. Las personas me pagaban porque yo me esforzaba mucho. Soñé en seguir la carrera de dentista cuando era pequeña. Una vez fui al consultorio y la dentista me dijo que mi dentadura era muy buena. Me puso flúor en los dientes. Y a mí el flúor me pareció la cosa más maravillosa del mundo. Aquel olor y aquel consultorio infantil eran lindos. Me enamoré de todo aquello y decidí ser dentista. Cuando llegué a casa, les conté a todos mi decisión de niña. Mi tía, entonces me dijo que ser dentista era algo asqueroso, porque el dentista cuida dientes podridos, cuida el mal aliento de los otros. Me desilusioné. Decían que yo tenía que ser modelo, porque era muy flaquita. Pero decidí que no iba a ser modelo. Hoy, soy actriz. Y eso no fue una elección. Sucedió naturalmente. A los doce años, yo era actriz en mi jardín. Hasta llamé a un profesor para que me enseñara teatro. Estudié. Años después me hice actriz.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Nunca supe bien que sería en la vida. Pensé en mi interior: no tendré ninguna profesión. Voy a despreocuparme, porque el pobre hace lo que aparezca para hacer. Trabajé en una estación de servicio por un tiempo. Después fui a otra ciudad con la esperanza de encontrar algo mejor por allí. Cuando llegué, me robaron y tuve que volver a casa. Por suerte mi madre dijo que yo podía volver, sino me habría quedado en la calle. A la vuelta me preguntaba qué iba a hacer con mi vida. Recordé que en la iglesia me gustaba cantar y preparar coreografías. Vino un amigo y me contó sobre una escuela de teatro. Fui hasta allí el último día de inscripción para un curso y me inscribí enseguida. Hice un examen. Aprobé. Estudié. Sufrí. Trabajé. Hoy soy actriz. (Se acuerda de otra historia.) Mi infancia fue permeada por la religión. No podíamos ver TV. Ni partidos de fútbol, Pero mi padre hinchaba por el Corinthians. Y yo también. Nunca fui a un partido de fútbol, pero un día escribí al diario de mi ciudad, conté que quería enviarme correspondencia con otras personas que hincharan por ese equipo. Quería armar un club de fans. Rápidamente, el mismo diario me preguntó si quería participar de una nota sobre el Corinthians. Acepté con alegría. Era necesario que yo hiciera todo eso a escondidas, porque en la iglesia y en mi casa no podían saberlo. Fútbol no es cosa de Dios, decían. Es cosa del diablo. No hubo caso, cuando la nota se publicó en el diario, todos supieron. Mi madre se enojó conmigo y hasta el pastor me dio consejos. Al final, me sentí muy orgullosa por ser reconocida como la niña del Corinthians. Mi padre también. (Recuerda al padre.) Mi vida siempre estuvo llena de dulces. Mi padre era panadero y preparaba algunos dulces en casa: cocada, dulce de leche y jalea de mocotó. Nos quedábamos mirando cómo mi padre preparaba los dulces. Pensábamos: “Dios mío, ¿cuándo va a estar listo?”. Cuando los dulces estaban listos, era una fiesta nuestra casa.

NIÑO Mi padre tenía un problema en el corazón. Mi padre tuvo su primera cirugía a los treinta años. Casi se muere. En aquella época no había formas sofisticadas de cirugía. (Susurra.) Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Un año después, un año después de la cirugía… (Respira profundo.) Mi padre murió. Guardo recuerdos de lo que cuentan. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Dicen que mi padre era muy cariñoso. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Él trabajaba el día entero. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Pero cuando llegaba de noche, él me despertaba. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Despertaba a mi hermano para jugar videojuegos. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Despertaba a sus hijos para jugar. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. Hacía una gran fiesta en la casa. Siempre es muy peligroso meterse con el corazón. De vez en cuando hacía fiestas y fiestas. (Se acuerda del velorio del padre.) Cuentan que el día del velorio de mi padre yo estaba muy feliz. Jugaba mucho. Corría mucho por debajo del cajón y gritaba:

VOCERÍO (Susurros.) Despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar despiértate papá despiértate vamos a jugar.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Cuentan que el día del velorio del padre el niño estaba muy feliz.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Jugaba mucho. Corría mucho.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO Corría mucho por debajo del cajón.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO El niño corría por debajo del cajón y gritaba: (Susurros.) “Despiértate, papá. Despiértate. Vamos a jugar”.

NIÑO Era apenas un niño que no sabía qué era la muerte.

BREVIARIO CINCO
CAMPO RECTILÍNEO

Los niños cantan alrededor de una fogata.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO Cuando era chica, tenía verrugas en los ojos. Ningún remedio curaba aquellas verrugas. Mi madre les amarraba hilos de cabello. Una vez me desperté con el ojo hinchado porque se inflamó. Nada curaba aquellas verrugas. (Susurro.) Tuve una charla muy seria con Dios. Las verrugas desaparecieron.

NIÑA ACURRUCADA EN EL TERRENO INMENSO Desde mi ventana veía un piano. Una mujer tocaba el piano. Era la cosa más linda del mundo. Le pedí a mi madre: “Quiero aprender a tocar el piano”. Mi madre dijo que era imposible. Pues no teníamos cómo pagarlo. Ya pagábamos el médico. No pude aprender a tocar el piano. (Pausa.) Pero algún día voy a tocar el piano como aquella mujer que tocaba el piano cuando yo tenía siete años.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Mi mayor disgusto cuando era pequeña: estar muy enferma. No podía tomar nada frío. Tenía tantas ganas. Principalmente de tomar helado. (Pausa.) Solo podía tomar helado una vez por año. Mi madre solo permitía que yo tomara helado en la fiesta de la patrona de Mauriti: Nuestra Señora de la Concepción. Tomaba helado en la misa y al otro día me enfermaba. Empecé a enfermarme menos recién entre los diez y los once años. (Pausa.) Recuerdo que mis hermanos mayores y yo recibíamos ropas apenas una vez por año. Nuestra madre compraba las telas y hacía la ropa. Íbamos a las fiestas siempre con la misma ropa. Conjuntitos combinados. Era gracioso. Usábamos la ropa hasta que se rasgara. (Pausa.) Mi mayor sueño era ser dama de honor. Nunca me llamaron para ser dama de honor. Creía que era culpa de mi madre, que no lo permitía. (Pausa.) Mi prima fue dama de honor muchas veces. Ella tenía un vestido y lo usaba para todos los casamientos.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO A los tres o cuatro años fui dama de honor del casamiento de mi tío. Llevé las alianzas. El casamiento se hizo muy largo, me senté en el altar y comencé a dormir. En el momento en que el sacerdote preguntó por las alianzas nadie lograba encontrarlas. Después de eso nunca más me llamaron para ser dama de honor. (Pausa.) Cuando era pequeña mi sueño era tener una hermana. Tiempos después mi madre quedó embarazada. Una vez mi madre fue al médico y pudo escuchar el corazoncito del bebé. No sabíamos si era un niño o una niña. Cuando dijeron que nacería un niño, me puse muy triste. Hice un escándalo. No sé qué hizo mi familia para convencerme de que un hermano, y no una hermana como yo quería, era la mejor cosa del mundo. Sin embargo, años más tarde, cuando nació mi hermana, fue una alegría. Quería que su nombre fuera Carolina, para llamarla Carol. Cuando mi padre volvió del registro civil, me puse triste de nuevo, porque mi hermana fue registrada con el nombre de Jaqueline. Mi padre dijo que Jaqueline era nombre de reina. Después me acostumbré al nombre.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Otro sueño inmenso era vestirme de ángel. Ser ángel para coronar a Nuestra Señora en el mes de mayo. Mi sueño era usar aquel vestidito de seda color rosa, ponerme aquellas alas grandes y quedarme allí en el altar. Al lado de Nuestra Señora. Una vez me llamaron para ser ángel. Mi madre no me dejó. Me enfermé. Lloré el mes entero. Perdí la gran oportunidad de mi vida. Era lindo ver aquel altar. Esa multitud rezando. Las personas miraban ese montón de angelitos. Perdí la gran oportunidad de mi vida. Solo de bronca, me escondí durante horas hasta que ella casi enloqueció buscándome. Fue hasta frente al pozo (hondo-hondo), dejé algunas huellas por allí y después desaparecí sin dejar rastro. Volví a la casa, me escondí en el cuarto, dentro de una valija de viaje. Mi madre se desesperó, me buscó en tantos lugares, llamó a tantos vecinos para que buscaran. Llegó a pensar que yo había caído dentro del pozo (hondo-hondo). Cuando me encontró, se enojó mucho conmigo, me retó, fue muy severa. Heredé este lado pizpereta de mi padre.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO Íbamos todos los jueves. Todos los jueves íbamos al círculo de oración. Elegíamos los cantos para cantar en la iglesia. Los domingos, también íbamos a la iglesia. La iglesia era pequeñita. (Pausa.) Mi ropa era la última ropa, porque soy la tercera hija. Me quedaba con las ropas que sobraban. Mi padre quería tener un hijo, pero tuvo cuatro hijas. Soy la tercera hija. Nos acostábamos todas en la cama y mi madre contaba historias de la Biblia. Conoció a mi padre en la iglesia. Él se dejó la Biblia en la iglesia a propósito, mi madre la encontró y fue a entregársela a mi padre. Así se conocieron ellos. Se pusieron de novios, se casaron. (Pausa.) Mi padre abandonó la iglesia apenas nací. Mi padre era un hombre fuerte, mi padre se enfermó, mi padre volvió a la iglesia recién cuando estaba por morir. Mi padre murió. (Pausa.) He muerto tantas veces. La muerte es un pasaje, dicen. Creo en eso. Mi padre murió cuando yo tenía once años. Sufrió un accidente de auto el día de mi cumpleaños. El día en que celebrábamos la fecha de mi nacimiento, mi padre comenzó a prepararse para partir. Partió un año después. Se arrepintió de tantos errores. Nos pidió perdón. Ese día, cuando mi padre murió, fue una vecina la que nos avisó. No teníamos teléfono. No podía creer en esa noticia. Era muy cercana a mi padre. Él partió a la una y cuarto de la madrugada. Me quedé despierta toda la noche. No podía pensar en otra cosa. Necesitaba estar con mi padre hasta el último instante. Mi padre era la persona más importante de mi vida. Mi padre me pedía que cantara canciones. A mi padre le gustaba escucharme cantar.

El padre camina por el terreno inmenso. Mira a la hija.

EL PADRE Salta, hija. Salta que no voy a dejar que te ahogues, hija. Salta desde arriba del árbol, hija. Salta en el lago que el agua es cristalina, hija. Que los peces son mansos, hija. Que la mañana todavía no acaba, hija. Que las tardes son inmensas, hija. Que a la noche el cielo se llena de estrellas para que miremos desde el baúl del auto, hija. Salta, hija.

NIÑA CON CÁNTAROS FRENTE AL POZO (Desde lo alto, la niña mira al padre en el terreno inmenso.) Sí, voy a saltar, papá. Que no me ahogué ni me voy a ahogar, papá. Que el árbol es seguridad pasajera, papá. Que el agua cristalina es libertad, papá. Que no le tengo miedo a los peces valientes, papá. Que la mañana no acaba, papá. Que las tardes son inmensas, papá. Que a la noche el cielo se llena de estrellas para que miremos desde el baúl del auto, papá. Voy a saltar, papá.

La niña parte por el terreno inmenso. A lo lejos saluda con la mano a los otros niños.

EPÍLOGO
CUERPO ÁVIDO EN EL CORAZÓN DEL TIEMPO

Los niños saludan con la mano a la niña con cántaros frente al pozo que parte por el terreno inmenso.

NIÑO (Mira a lo lejos. Le dice a la niña de cabello negro largo.) Niña, mira.

NIÑA DE CABELLO NEGRO LARGO ¿Qué cosa? No veo nada.

NIÑO Aquí. (Se toca el pecho con la mano.) Aquí es la tierra de donde vine. Ahora yo cuento: el niño nació. Aquí dentro el niño crecerá libre por los campos. Podrá plantar y cosechar. Podrá recoger, de las haciendas, todos los mangos del mundo. Aquí dentro el niño descansará con la pelea y vencerá los trabajos. Y los arroyos van llenos de agua en dirección a los ríos. Y los ríos van llenos de agua en dirección al mar. (Mira a lo lejos.) El nombre de esta tierra es Travesía.

Los niños contemplan el terreno inmenso, la niña con velita en el oratorio anuncia nuevos tiempos.

NIÑA CON VELITA EN EL ORATORIO Soy cría de una tierra: Travesía. Del sol latente niña-niña, tierra distante, al norte del norte de todo: cafundó. Una tierra: Mauriti. Una tierra: Itaituba. Una tierra: Aracaré. Una tierra: ningún lugar. De casas juntas, casas bajas, tejas (de barro) y veredas grandes. Jardín al fondo. Terreno al frente. Terreno inmenso. Soy cría de una tierra de pozos hondos, muchos subibajas. Cargábamos agua en potes (de barro) la mañana entera. Agua para germinar el mar dentro de la sala, de la cocina, de la olla a presión. Y colocábamos sal en el agua dulce. Sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal y sal en cucharas de madera. Solo así crecería el mar. Solo así el sertão se haría mar. Mar de peces y arenas y algas y olas. Y barcos que parten para Ceará. Belém do Pará. Barcos (azulitos-azulitos) que vuelven-van por el Solimões, por el río São Francisco, por el Mar Muerto, el Mar Rojo, por el río Nilo, por el Mississippi. Soy cría de una tierra de letanías, de Cicerón-padre-maestro, sequedad, profundidad, volteada por las valentías. Soy de repente, porque el mundo es de repente, porque el sertão es de repente, porque el mar es de repente, porque el corazón es de repente. Soy bostezo que se transforma en viento y da cobijo (en su interior) a la tempestad. Soy tempestad de las mareas, de las cordilleras y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy. (Pausa.) Es de mañanita. (Habla como si conversara con alguien.) Ya voy, mamita, ya voy a buscar agua al pozo, llenar el pote de agua, colocar sal en el agua hasta que el agua se haga mar. No espera, mamita. Ya voy. Y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy y voy. Voy a barrer el terreno hasta que el día oscurezca. (Pausa.) Nuestra Señora nunca permitiría que nosotrossufriéramos tanto (Pausa.) Nuestra Señora viene a visitarme cada mañana. Hoy mismo Nuestra Señora trajo de los campos esta rosa (Coloca la rosa en el cabello.) Fue Nuestra Señora quien trajo esta rosa para que me la pusiera en el cabello y bonita corriera por los campos ahora mismo. (Pausa.) Cuando era pequeña quería saber si Dios tenía la barba larga, si vivía en una casa grande, si era audaz. Quería saber si Dios era golondrina. Quería saber si Dios sabía volar. (Susurra.) Dios todavía no aprendió a volar. (Pausa.) Aprendí a volar a los trece años. Aprendí a volar en los campos, en tiempos de fiesta de San Juan. Aprendí a volar con las golondrinas del campo que se desparramaban por el mundo, en los árboles, en el cielo, en las nubes. Recibí alas de ángel. Alas de plumas albas como la blancura del algodón. Fue cuando vi el mar por primera vez. Volé sobre el mar y el sertão. Vi a lo lejos a Mauriti pequeñita. La casa de mi madre, de mi abuela, la torre de la iglesia principal, camiones que parten para Bahia, ómnibus que parten hacia Minas Gerais, caminos que llegan a Passos, barcos que van para Cametá. Caminos dentro del bosque que llegan a Fumal, Buritizinho, São Paulo, Belterra, Trairão, Jacareacanga, São Luiz do Tapajós, Boim, São Caetano do Sul, Cachoeira Porteira, Itaquera, Barreiras y aldea Sai-Cinza. Nunca paré de volar. Me hice bicho volador. Vuelo al ras de las chispas en los ojos del desierto (Pausa.) Ya no soy gente. Soy golondrina.

El niño mira la tierra inmensa.

NIÑO Es así como termino: comenzando. Con los ojos llenos de polvo, hecho un camino. Estoy seguro de que les conté sobre mi oficio con sinceridad. Mi oficio es contar. Es que contar es un camino arduo donde caminamos y avanzamos y retornamos y llegamos y no llegamos. Aquí dentro es la tierra de donde vine. Por eso, digo siempre-siempre: sigue el sendero. Toma esta estrella y desparrámala por el cielo de estas tierras. Así estas tierras estarán llenas de resplandor siempre-siempre. Sigue por los campos. Sigue por tantos senderos. La saudade queda en algún lugar del cuerpo. (El niño saca polvo del bolso y sopla.) En la palma de la mano. Es que extrañamos lo que ya fue, lo que pasó lejos, en otros parajes. Extrañamos porque recordamos, guardamos en el corazón tantas cosas. Es necesaria una llavecita. Alcanza con hacerla girar y, de repente, de frente, reencontramos olores, terrenos, gestos, canciones de cuna, juegos de todos los tiempos. Un rezo, un Avemaría, un padre nuestro. (Susurra.) Dios es una criatura tan hermosa. (Mira a lo lejos.) Mira allí en los campos: el padre, la madre y los hermanos del niño caminan para un lugar lejano. Yo les digo qué es ese lugar: adentro. Y parto hacia adentro del mundo con lo que guardo: saudades. Con lo que soy: recuerdos. Con lo que tengo en los bolsillos: memorias. Y voy en esa travesía con los ojos en la ventana, rezando canticos. Niña, no te olvides este bendito: es necesario vivir las cosas pequeñitas de la vida. Esta es la clave. Grade es el mundo. La vida es golondrina: bicho pequeñito. (El niño parte, alrededor de la fogata, por el terreno inmenso, y grita a lo lejos.) La vida es golondrina: bicho pequeñito. La vida es golondrina: bicho pequeñito. La vida es golondrina: bicho pequeñito.

BORGES, Rudinei. Oratorio en el desierto de sal. Traducción: Martina Altalef. São Paulo, SP: Ed. do Autor, 2022.

La obra sólo puede ser puesta en escena con la autorización del autor. Contacto: rudineiborges.contato@gmail.com

Foto: José Bezerra